Por Julián Guarín Barkach
Sí, ya era hora, los humanos hemos hecho el trabajo de los robots por siglos y era tan tedioso que nos pagaban por hacerlo.
Con la llegada de la inteligencia artificial podemos ser más nosotros y menos ellos. Ya basta de ser autómatas, de hacer tareas repetitivas o monótonas como en las cadenas de producción de las fábricas, que eran tan aburridas y precisas que tenían péndulos que sonaban como tambores para que los trabajadores actuaran a un mismo ritmo, como si fueren remeros en un barco, o cirqueros montando una carpa, o mineros en una cantera, o personal del correo recibiendo un paquete cada tres segundos, o robots.
Hoy tenemos la posibilidad de desrobotizar nuestras labores y ser más humanos en las nuestras, quitando de una buena vez todos los verbos que puedan hacer las máquinas de nuestras hojas de vida, como: analizar, evaluar, traducir, monitorear, redactar, identificar, evaluar, automatizar, supervisar y para usted de contar. Por eso, es hora de abrazar nuestra era, no de la IA.
La era de la Hi (Human intelligence)
Los seres humanos somos emocionales, sufrimos, morimos, cometemos errores, nos arrepentimos, aprendemos, reflexionamos, olvidamos cosas que no teníamos que olvidar, o que sí. Somos impulsivos, nos enamoramos, tomamos decisiones sin sentido, somos tercos, ególatras, nos maravillamos, nos asombramos, soñamos y celebramos.
Cuando llegue la singularidad, que es ese momento se refiere a un hipotético punto en el futuro en el que la inteligencia artificial superará a los humanos en todas las áreas posibles, los humanos abrazaremos lo mejor de nosotros mismos para lograr la grandeza, por eso "Inteligencia Humana" será una habilidad muy cotizada.
Este tipo de inteligencia humana no puede ser enmarcada, descargada, actualizada o pirateada con códigos, sino con historias, cuentos ficticios o reales que moldean el carácter de cada uno de nosotros. H.i. es curiosa porque no puede ser predicha, ya que no está marcada por algoritmos, funciona mediante egos, miedos, reglas, sinsentidos, como lo describe Richard Thaler en su libro "Misbehaving: The Making of Behavioral Economics".
Thaler en su libro, argumenta que los seres humanos no somos seres racionales que siempre tomamos decisiones óptimas, sino que a menudo nos vemos influenciados por sesgos cognitivos y emocionales que pueden llevar a decisiones irracionales. Existen numerosos ejemplos de la vida real para ilustrar estos sesgos y cómo han afectado las decisiones económicas, sociales e históricas de la humanidad.
Es que la inteligencia humana es impredecible, es impulsada por el hambre, las historias, el amor, las tragedias, las derrotas, las victorias, el fútbol y los sueños.
Todos nosotros que trabajamos con humanos, sabemos lo valiosa que es la H.I. para ser más humano y menos autómata, y en última instancia, serán los segundos los que serán reemplazados.
Pero ¿es Inteligencia humana o estupidez natural?
Las dos, la creatividad humana es natural, tan natural que a veces nos resulta difícil diferenciar una buena idea de una estúpida. Si bien la IA puede generar ideas y soluciones nuevas e innovadoras con vínculos obvios, hay varias cualidades que los humanos poseen y que son difíciles de replicar para los robots, como la aleatoriedad de las cosas.
En primer lugar, los humanos tienen la capacidad de basar su creatividad en una amplia gama de experiencias y emociones propias, como el origen de las respuestas en el programa “Quién Quiere Ser Millonario” en la galardonada película "Slumdog Millionaire" dirigida por Danny Boyle.
Esta capacidad para combinar diversas fuentes de inspiración permite a los humanos crear obras de arte, literatura, música y otras formas de expresión complejas y matizadas que son difíciles de igualar por la IA.
En segundo lugar, los humanos pueden hacer conexiones y asociaciones que no son inmediatamente obvias. Nuestros cerebros han evolucionado para ser altamente flexibles y adaptables, lo que nos permite establecer conexiones inesperadas entre ideas o conceptos aparentemente no relacionados. Esta capacidad para pensar fuera de la caja es esencial para la creatividad y no siempre es fácilmente replicable por los algoritmos de IA.
Por eso, preparémonos para el cambio, seamos más geniales, más impredecibles, más ignorantes funcionales y menos robots. En resumen, abracemos los nuevos empleos que necesitaran más corazón y cerebro que automatización.